El Libro de Dios
Una misionera en Africa vio a un hombre desconocido vestido de pieles que venía con una cabra. El depositó su lanza en el suelo, amarró a la cabra, y le preguntó: «Señora blanca, ¿acaso ha llegado el Libro de Dios a nuestro país?»
Ella le dijo: «¿Está usted interesado en el Libro de Dios?»-«Sí»-, respondió el hombre: