La historia de la familia Invisible

Cuenta la historia que una vez llegó al pueblo Sin Luz una familia un tanto particular, la familia Invisibles. Tenían la maravillosa capacidad de hacerse invisibles para protegerse de los males y peligros de andar por el mundo. Con el tiempo, por miedo o tal vez por comodidad, dejaron de hacerse visibles, de modo que, cuando llegaron al pueblo nadie los vio llegar, desde luego.…

Soneto de la esperanza

En esta hora apacible, Señor, a Tí yo ruego que tu misericordia derrames con perdón de las innumerables faltas que sabes tengo, y me limpies por siempre de toda imperfección ... Señor, guárdame alerta para poder librarme de toda incertidumbre en relación a Tí, que en mi interior Tu augusta presencia esté palpable a la chispa divina que Tú pusiste en mí ... Y que…

El gusanito

Un indígena centroamericano había hallado la paz en Dios. Había cambiado radicalmente, de una vida de depravación, borracheras e infidelidad, a uan vida de verdadera satisfacción y paz.

No le importaba donde estuviera ni quien estuviera viéndolo o escuchándolo. A todos les daba el testimonio de su conversión. Un día un amigo suyo le preguntó:
– Churunel, ¿por qué hablas tanto de Cristo?

Esperanza contra viento y marea

Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama. Marcos 7:24-30

Las despedidas

El significado de la palabra «despedida», no siempre suena igual en nuestros oídos.
Podemos estar en una fiesta de «despedida de soltero» y disfrutamos mucho , lo pasamos muy bien, o podemos estar frente a un féretro «despidiendo» los restos de una persona a la que amamos mucho y sentir que nuestro corazón se rompe a pedazos.

Todos tarde o temprano pasamos momentos de «despedida»

¿Quién ha nacido?

Un niño precioso nos nace en Belén,
Su rostro es hermoso, su nombre Emmanuel.
Él viene a salvarnos de nuestro dolor,
Él viene a mostrarnos de Dios el amor.

Cunita sencilla la madre arregló
En un pesebrillo de pobre mesón.
Le besa, le acuna, le canta su amor,
Y sabe que el Niño es Hijo de Dios.

Poema: Señor

Señor,
eres tu mi esperanza
Señor,
tu a mi me das confianza
Quiero entregarte mi vida
Entregarte mi alma
Entregarte mi fé.
Quiero gozar tu presencia
Recíbeme en tu ser.

Señor,
cada vez que te alabo

La mansión de mi tía Eva

Sucedió en el año 1951, y la impresión que me dejó nunca la he podido olvidar. Mi esposa y yo estábamos de visita en casa de un tío mío a quien no habíamos visto por años. Su esposa, mi tía Eva, estaba enferma con una de las más temibles de las enfermedades: cáncer. Ella ya había sufrido una operación, pero debido a su condición avanzada, no habían podido detener la enfermedad.

Durante mi visita, que duró una semana, ella nunca dio indicios de dolor. Al contrario, se reía con frecuencia y hacía sus quehaceres con alegría.

Pelea entre dos lobos

Hace mucho tiempo un  viejo cacique de una tribu estaba teniendo una charla con sus nietos acerca de la vida.

El viejo cacique les decía:
Una vieja pelea esta ocurriendo dentro de mi desde que naci, es una pelea entre dos lobos; uno de los lobos es maldad, temor, ira, envidia, dolor, rencor, avaricia, arrogancia, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, orgullo, competencia, superioridad, egolatría.

El otro es bondad, alegría, paz, amor,

Quédate con tu tenedor…

Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida. Así que empezó a poner sus cosas «en orden». Contactó a su sacerdote y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad.

Le dijo qué canciones quería que se cantaran en su misa de cuerpo presente, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.

La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita. Todo estaba en orden y el sacerdote se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algún muy importante para ella.