Todos necesitamos de Cristo
Besando la Biblia
Reconciliación de Jacob y Esaú
La fe ilustrada
Las metas de un atleta cristiano
¿Cuál es el significado de la cruz?
Lo tuve cerca y murió
Un día Betty, un miembro de la iglesia, llamó y me pidió que visitara a un amigo que estaba en el hospital, así es que fui.
Visité a Bob muchas veces y hablamos de todo. Nuestra conversación favorita era referente a los Celtas de Boston, nuestro equipo favorito de baloncesto. Un día después de visitarle al igual que a otras personas en el hospital, llamé a casa antes de ir a la oficina. Margaret se mostró muy callada en el teléfono y le pregunté:
—¿Qué pasa, mi amor?
—Betty me acaba de llamar—dijo—. Bob murió.
¡No merezco la torta!
Cierto pastor había visitado muchas veces a una señora y le había hablado acerca de aceptar la salvación de su alma. Las respuestas eran las siguientes: «Pastor, voy a pensar en esto», o:»Yo no merezco esta salvación». Al final dijo:»Yo voy a esforzarme para poder merecer esta tan grande salvación».
Para sorpresa del pastor, ella le invitó un día a tomar café y comer una rica torta. Cuando el pastor llegó, la mesa estaba preparada y la torta bien adornada en el centro de todo.
¡No me habléis de Jesucristo!
A mediados del último siglo, vivía un conde sajón, que había sido educado en el Deísmo – doctrina que admite la existencia de un Dios, pero niega la revelación y rechaza el culto – y se gloriaba de ser adversario declarado de la fe cristiana y de las Sagradas Escrituras. Sintiéndose ya viejo y cerca de su fin, forzado por algún escrúpulo de conveniencia o de conciencia, hizo venir a su hogar al predicador de la Iglesia Evangélica, al que estimaba mucho por sus talentos y por sus virtudes.