El último deseo
Las notitas
El cristiano es un hijo del Rey
La camisa
Paco de 8 años, entró en su casa, después de clase, pisoteando fuerte. Su padre, que se dirigía al fondo, al verlo entrar, lo llamó para una hablar. Paco lo acompañó desconfiado.
Antes que su padre hablara algo, Paco dijo irritado:
– Padre, estoy con muchísima rabia. Joaquín no podría haberme hecho lo que hizo. Su padre, un hombre sencillo pero sabio, escuchaba a su hijo mientras ese seguía con su reclamo.
El cumpleañero de Navidad
En una ocasión un rey llamó a sus servidores y los envió a invitar a todos sus súbditos a una fiesta que iba a organizar para celebrar el cumpleaños de su hijo, su único hijo.
Sus empleados fueron a todos los rincones del reino invitando a todos los pobladores, no sin antes insistir en que la fiesta estaría muy surtida de bebidas y comidas. Se habían escogido los mejores vinos y las más sofisticadas carnes.
La fuerza del amor
Un día en Filadelfia, el caballo de un carro asuntó y huyó. El dueño, corrió y se agarró de las riendas.
«Déjelo ir, déjelo ir», gritaba la gente, temerosa por la vida del hombre, pero el no hacía caso. cayó en tierra, fue arrastrado, se levantó y por fin, mal herido y deshecho, pudo detener al animal.
El viejecito generoso
Un pobre soldado pidió un manto a un agricultor, pero éste no lo quiso oír. Él siguió enfrente y se fue a otra casa que era muy humilde. Allí vivía un señor de avanzada edad, que perdió todo durante la guerra y había encontrado allí un lugar para vivir. Él no tenía nada además de las ropas del cuerpo, pero le dio su manto a este soldado que estaba sufriendo por el frío. El soldado continuó por su camino.
El viejecito agradeció a Dios porque a pesar del frío, tenía refugio y aún pudo ayudar a un extraño con su manto.
¡No te metas en mi vida!
Esto está escrito por un sacerdote…y esta verdaderamente interesante.
«Hoy que estoy profundizando mis estudios teológicos en la Familia; sus valores, sus principios, sus riquezas, sus conflictos, recordaba una ocasión en que escuché a un joven gritarle a su Padre: NO TE METAS EN MI VIDA!!!»
Ésta frase caló hondamente en mí, tanto, que frecuentemente la recuerdo y comento en mis conferencias con Padres e hijos.