El maquinista dormido

El tren expreso del oeste del Canadá corría rápidamente por la vía férrea, y el canto monótono de las ruedas hacía cabecear a muchos de los pasajeros en los carros, mientras que otros, acomodados en sus camarotes, ya dormían profundamente. Eran casi las 2:00 de la madrugada y faltaba poco para llegar a la estación del pequeño pueblo de South River, donde el expreso no…

El misterio de Dios

Dios lo abandonó para probarlo y descubrir todo lo que tenía en su corazón (2 Cron 32, 31). Frente al misterio del pecado, muchas veces sube en nosotros esa pregunta: ¿por qué Dios lo abandonó? Y si la experiencia de pecado se ha dado en nosotros, entonces se hace mucho más quemante la pregunta: Señor, ¿por qué me abandonaste ? ¿por qué dejás que mi corazón se extravíe…

El amor de una madre

No había manera de dominar el fuego, así que decidieron abandonarlo y entrar en - los botes salvavidas, pero no había lugar para todos. Al ser empujado el último bote quedaban aún sobre cubierta la madre y su hijo. Uno de los marineros dijo que no había lugar para otro. ¿Qué iba a hacer la madre? Decidió perecer a fin de salvar a su hijo.…

Escogieron dar sus vidas

Cerca de Mobile, Alabama, había un puente de ferrocarriles que atravesaba una bahía bastante grande. Era una madrugada demasiada nublada, un poco antes de las 3:00 AM cuando un remolcador que estaba jalando un lanchón pasó por abajo del puente, el lanchón o la barcaza se golpeó contra el puente. Por la oscuridad del momento, nadie pudo ver lo extenso del daño que causó, pero…

Si mi papá duerme, no lo despierte

En una reunión del ejercito de salvación había un hombre que estaba dando su testimonio sobre lo que Jesús había hecho por él. En la muchedumbre se encontraba un burlador, este provocador le dijo al hombre que estaba dando su testimonio: “cállate, tu sólo estas soñando, sólo sueñas”. 

Las manos de Dios

Una niña de seis años hizo un dibujo para su papá y se lo mostró con el rostro radiante. En la parte superior de la hoja estaba pintada una persona y en la parte inferior había otra persona; ambas estaban unidas por largas líneas.

El padre miró pensativo el dibujo, pero no lo entendió. La decepción de la pequeña fue notoria, pero pacientemente explicó a su padre: «Papá, arriba está nuestro amado Dios y abajo estoy yo».