Las manos de Dios

Una niña de seis años hizo un dibujo para su papá y se lo mostró con el rostro radiante. En la parte superior de la hoja estaba pintada una persona y en la parte inferior había otra persona; ambas estaban unidas por largas líneas.

El padre miró pensativo el dibujo, pero no lo entendió. La decepción de la pequeña fue notoria, pero pacientemente explicó a su padre: «Papá, arriba está nuestro amado Dios y abajo estoy yo».

«¿Y las largas líneas?, preguntó el padre. -Son los brazos de Dios, respondió la niña.-Pero los brazos son demasiados largos; no corresponden al tamaño del cuerpo, dijo el papá. La niña miró a su progenitor inquisitivamente y dijo:-¿No llegan los brazos de Dios hasta mí?

Esta es la pregunta,¿Existen esas manos que se extienden hacia mi? En Isaías 59:1 leemos: «He aquí no se ha acortado la mano del Señor para salvar«. Dios, el único y todopoderoso Dios, no se ha retirado de este mundo ni me ha entregado a un ciego destino.

Mediante su Hijo Jesucristo, quien fue hecho hombre para vivir y morir aquí por seres pecadores. Dios extendió sus manos hacia nosotros. Debemos preguntarnos:-¿Queremos confiar en ellas? El Señor Jesús quiere otorgar al lector perdón, paz, y seguridad. Sus manos son bastante fuertes para sostenerle en las crisis de la vida. ¿No quiere confiar en él con fe?

Jesús dijo: «Mis ovejas oyen mi voz… Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre» Juan 10:27-29

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