El pan bien quemado

Después de un largo día en el trabajo, mi mamá puso un plato de pan tostado muy quemado frente a mi papá. Recuerdo estar esperando ver si alguien lo notaba... Sin embargo, aunque mi padre lo notó, alcanzó un pan tostado, sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela. No recuerdo lo que le contesté, pero sí recuerdo verlo…

¿Qué tamaño tiene tu Dios?

Un día, un niño dijo a su padre, ¿cuál es el tamaño de Dios? El padre fue a meditar tratando de encontrar una buena respuesta para su hijo. Fue entonces que, mirando hacia el cielo, pudo ver un avión y mostrando a su hijo le preguntó: ¿De qué tamaño es aquel avión? El chico respondió: pequeño, tan pequeño que casi no podemos verlo. Luego, el…

La niña y su collar de perlas

collarJenny era una linda niña de cinco años, de ojos relucientes. Un día mientras ella con su mamá visitaban una tienda, Jenny vio un collar de perlas de plástico que costaba 2.50 dólares. ¡¡Cuánto deseó poseerlo!! Preguntó a su mamá si se lo compraría, su mamá le dijo: hagamos un trato, yo te compraré el collar y cuando lleguemos a casa haremos una lista de tareas que podrás realizar para pagar el collar.

Y no te olvides que para tu cumpleaños es muy posible que tu abuelita te regale un dólar!, está bien?. Jenny estuvo de acuerdo y su mamá compró el collar de perlas.

Una factura para Mamá

Una factura para Mamá

Guillermo se parecía mucho a su papá. Todo el mundo lo notaba. Se llamaba igual que su papá. Hasta caminaba y hablaba como su papá. Un día mientras Guillermo pensaba en eso, se dijo: "Todos dicen que soy como Papá. Pero hay algo en que no nos parecemos. Papá gana su dinero y yo no gano nada, aunque trabajo mucho aquí en casa. Todo el…

Mi padre está aquí

El padre que en realidad se preocupa es un padre que está dispuesto a dar aplausos. A los niños les encanta actuar si sus padres están entre el público, y si están presente no tan solo por su propio placer y disfrute. Esto también incluye a los preescolares.

Un grupo de niños de una guardería estaban hablando una vez acerca de esto:
Niño #1: Mi papá es doctor, gana mucho dinero y tenemos una piscina.
Niño #2: Mi papá es abogado, viaja a Washington y habla con el presidente.
Niño #3: Mi papá tiene su propia empresa y tenemos nuestro propio avión.

Papá, quiero ser como tú

Mi hijo nació hace pocos días, todo salió bien, pero yo tenía que viajar ¡tenía tantos compromisos! Mi hijo aprendió a comer cuando menos lo esperaba; aprendió a hablar cuando yo no estaba.

¡Cómo crece de rápido mi hijo, cómo pasa el tiempo! A medida que mi hijo crecía siempre me decía: Papá, algún día quiero ser como tú… ¿cuándo regresas a casa? -No lo sé, hijo, pero cuando vuelva jugaremos juntos, ya lo verás.

Las manos de Dios

Una niña de seis años hizo un dibujo para su papá y se lo mostró con el rostro radiante. En la parte superior de la hoja estaba pintada una persona y en la parte inferior había otra persona; ambas estaban unidas por largas líneas.

El padre miró pensativo el dibujo, pero no lo entendió. La decepción de la pequeña fue notoria, pero pacientemente explicó a su padre: «Papá, arriba está nuestro amado Dios y abajo estoy yo».

Con mi corazón y mis dos manos.

Meditaba en su salón de estudio un predicador, buscando una ilustración sobre el amor.
De pronto entró en el cuarto su hijita pequeña, diciendo:
-Papá, siéntame un poco sobre tus rodillas.
-No, hijita, no puedo ahora; estoy muy ocupado -contestó el padre.
-Quisiera sentarme un momento en tus rodillas, súbeme, papá -dijo ella.

El reo.

Un anciano que vivía solo, quería (como todos los años) plantar patatas en su patio de atrás, pero arar la tierra era un trabajo demasiado pesado para un hombre de su edad.

Su único hijo, José Ángel, quién solía ayudarlo, estaba preso por homicidio. El anciano decidió escribirle una carta a su hijo, explicándole su problema:

Querido José Ángel:

El Manzano.

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope comía sus manzanas y tomaba una siesta bajo su sombra.

El amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Pasó el tiempo