El violín y el Maestro.
Estaba golpeado y marcado, y el rematador pensó que por su escaso valor, no tenía sentido perder demasiado tiempo con el viejo violín, pero lo levantó con una sonrisa.
«¿Cuánto dan por el violín, señores -gritó- quién empezará a apostar por el violín?»
– «Un dólar, un dólar» después, dos. ¿sólo dos?
Hace unos cuantos años puse un comedero para ardillas sobre un abeto a unos cuantos metros de nuestro hogar. Se trata de un artefacto sencillo -dos tablas y un clavo al cual se le atraviesa una mazorca de maíz. Cada mañana una ardilla viene para disfrutar la comida de ese día. Es una cosita linda, negra con una barriguita redonda y gris.
Cuando viniste a este mundo,
Había una vez un campesino chino, pobre pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo.
TU: Padre Nuestro que estás en los cielos…
Dios creó al burro y le dijo: «Serás burro. Trabajarás incansablemente de sol a sol cargando bolsas en el lomo, comerás pasto, no tendrás inteligencia y vivirás 50 años».
Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta. Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por los cabellos y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.
Sally saltó de su asiento cuando vio salir al cirujano. Le preguntó: «¿Cómo está mi pequeño?, ¿va a ponerse bien?, ¿cuándo lo podré ver?».
Una chica le preguntó a su novio: ¿Crees que soy bonita?
En una tienda de herramientas, dentro de un estuche de cartón y plástico, colgado en una mampara se encontraba un destornillador, era él último modelo que se había sacado al mercado, su mango estaba pintado de vistosos colores que lo hacían ser bastante llamativo. Cuando caía la noche y toda la gente abandonaba la tienda, las herramientas se ponían a conversar…