La clave está en ir descubriendo tu misión.

En una tienda de herramientas, dentro de un estuche de cartón y plástico, colgado en una mampara se encontraba un destornillador, era él último modelo que se había sacado al mercado, su mango estaba pintado de vistosos colores que lo hacían ser bastante llamativo. Cuando caía la noche y toda la gente abandonaba la tienda, las herramientas se ponían a conversar…

– Hoy vino un electricista y me estuvo observando por varios minutos, seguro que en cuanto junte el dinero viene a comprarme. Conversaba emocionada la caja de herramientas.

– Pues hoy se vendieron 10 de mis hermanos destornilladores, seguramente no tarda en que alguien me compre a mí, somos las herramientas mas nuevas y bonitas que hay en toda la tienda. Decía el orgulloso destornillador.

Y tenia razón, al día siguiente un padre de familia, de esos que les gusta hacer un poco de todo y que no contratarían a un plomero o a un electricista hasta no estar seguros de haber dejado sin remedio aquello que querían arreglar por si mismos con tal de ahorrarse unos centavos.

El señor iba en busca de un nuevo destornillador y nuestro orgulloso amigo resultó ser el afortunado elegido… Camino a su nuevo hogar iba pensando en todos los tornillos que atornillaría o destornillaría…

Después de todo él había sido fabricado para hacer eso y le emocionaba.Cumplir con su destino.

Por fin llego a su nuevo hogar y su dueño le metió dentro de la caja de herramientas, el destornillador se puso a observar a sus nuevos compañeros, todos lucían sucios y grasientos:

– Todos lucen terribles, definitivamente soy la herramienta más bella que tiene mi amo, no creo batallar en convertirme en su destornillador favorito. Pensaba nuestro amigo, sin embargo se puso a buscar a su
competencia…¿En dónde estaban los otros destornilladores? No podía encontrarlos.

Después de algunos minutos de búsqueda la llave de tuercas le informó que no había mas destornilladores, el único que había se rompió y por eso el dueño tuvo que comprar otro.

Las palabras de la llave de tuercas tranquilizaron al destornillador, él sería el favorito y no tendría competencia. Al poco tiempo comenzó su trabajo, un día a quitar los tornillos de un contacto eléctrico, al otro a desarmar la plancha y fue pasando la vida del destornillador, hubo un día en que el amo estaba pintando unas ventanas y quiso revolver la pintura, la única herramienta que se encontraba cerca del amo era él destornillador así que lo tomo, lo metió a la lata de pintura y comenzó a revolver.

El destornillador estaba confundido, él no estaba hecho para eso, él era un DESTORNILLADOR no un revolvedor, al sacarlo de la lata estaba todo manchado de pintura y eso no le gustaba mucho a un destornillador tan «orgulloso» de su apariencia.

– Espero que no tarde mucho antes de que mi amo me lave, no quiero lucir así por el resto de mi vida.

Sin embargo ese día nunca llegó y tuvo que vivir manchado por siempre.
En otra ocasión, el dueño estaba clavando unas maderas, cuando solo le faltaba colocar un clavo se dio cuenta que el martillo se encontraba algo lejos así que tomo el destornillador y utilizó su mango como martillo.

El destornillador sintió dolor, los golpes le dejaron algunas marcas y su apariencia se había deteriorado aun más y así fueron pasando los días, en ocasiones servia como espátula, otras como martillo o como palanca, en una ocasión hasta sirvió de asta bandera para que el hijo de su amo jugara a los soldaditos, un día se dio cuenta que los colores que tanto orgullo le causaban ya no podrían distinguirse entre tantos rasguños, abolladuras y manchas, pero era el único así que no tenía de que preocuparse…

Casualmente ese mismo día su dueño llegó con un destornillador nuevo, un nuevo modelo con colores aun más vistosos que los que él había tenido cuando era nuevo. Nuestro amigo se preocupo…

– Ya no me va a utilizar, ahora él va a ser el destornillador favorito, luce mucho mejor que yo. Nuestro amigo se llevó una gran sorpresa al día siguiente cuando se dio cuenta que su amo lo seguía utilizando en sus labores diarias.

Nuestro amigo no entendía lo que pasaba, cada día su apariencia era peor, cada día estaba mas maltratado, en cambio su rival lucía totalmente nuevo, bello y lleno de color, simplemente no podía comprender que era lo que pasaba. ¿Por qué él tenía tanto trabajo y el otro destornillador no? Pronto se llenó de envidia.

– Todo el trabajo lo hago yo y por eso tengo esta apariencia tan horrible, mi cuerpo esta cansado, en cambio tu no haces nada y por eso luces así de bello, ¡no es justo! Le gritó desesperado al otro destornillador, en eso se escuchó la voz de su amo conversando con otra persona.

– Pero aún no tengo dinero ¿con qué quieres que cubra mi deuda?

– Puedes darme algo a cambio del dinero, por ejemplo tu caja de herramientas.

El amo de las herramientas se dirigió a la caja y separó su viejo, manchado y maltratado destornillador y dijo en voz alta, «este destornillador es lo único que me voy a quedar, es mi favorito, me ha servido para muchas cosas, el resto de las herramientas son tuyas».

El corazón del viejo destornillador se lleno de alegría, pudo comprender que nunca fue el favorito por su apariencia sino por todo el trabajo que había realizado para su amo, al recordar todo lo que había hecho desde que salió de la tienda se dio cuenta que no sólo había servido para poner y quitar tornillos sino que había servido para muchas otras cosas que jamás imagino y que gracias a todo eso fue que su amo le tomo mayor aprecio.

Cuando estés cansado, desvelado o enfermo y veas que eres el que más ha trabajado para el único dueño que todos nosotros tenemos no te enojes con el que luce limpio, sano y poco cansado, por el contrario siéntete feliz porque tú eres la herramienta favorita.

Si de pronto te sucede lo que al destornillador, que recibes golpes, rayones, maltratos o trabajos, cansancios, preocupaciones, problemas y responsabilidades con los que otros no tienen que vivir, entonces alégrate de ser la herramienta favorita de Dios porque igual que al destornillador del cuento, puedes estar seguro que en el día de la verdad vas a ser de los seleccionados para quedarse por siempre a acompañarlo en su casa.

La clave está en ir descubriendo la misión que Dios tiene para cada uno de nosotros y en estar siempre dispuestos a trabajar por Dios en lo que ÉL te pida, llegando así a dar un fruto bueno, sin importar si fue para eso para lo que te preparaste y sin importar que tanto hayas trabajado por ÉL, por el contrario preocúpate, si tú o tu vida luce bien.

¿Qué tanto te has preocupado en trabajar para ÉL?