¿Qué hago con mi dolor y tristeza?
Las despedidas
El significado de la palabra «despedida», no siempre suena igual en nuestros oídos.
Podemos estar en una fiesta de «despedida de soltero» y disfrutamos mucho , lo pasamos muy bien, o podemos estar frente a un féretro «despidiendo» los restos de una persona a la que amamos mucho y sentir que nuestro corazón se rompe a pedazos.
Todos tarde o temprano pasamos momentos de «despedida»
Decir todo a Dios
Yo me había acostumbrado a visitar regularmente a una cristiana, viuda desde hacía un año, que vivía en una modesta granja. Tenía dos hijos: el mayor estaba casado y vivía bastante lejos. El segundo, Lucio, vivía con su madre y parecía no poder defenderse sin su ayuda.
La muerte del padre había sido terrible para este hijo. Cierto día la madre me comunicó llorando que tenía cáncer. No temía morir, porque sabía que entraría en el eterno descanso, pero estaba preocupada por su hijo, cuya tristeza y desasosiego serían inmensos.
¿Qué decir en semejante circunstancia? ¿Dónde buscar consuelo, sino junto al «Padre de misericordia y Dios de toda consolación»? (2 Corintios 1:3). Entonces confiamos nuestra tristeza a Dios, seguros de que nos escucharía y contestaría. Dios se llevó a esta creyente dos meses más tarde.
Todo por ocho dólares.
Una columna de fuego naranja y nubarrones de humo negro subían hacia el cielo vespertino de Austin, Texas, mientras los bomberos se apersonaban a un edificio de apartamentos de dos pisos en llamas.
Mientras los carros-bomba con sus sirenas a todo volumen se detenían, gente en pijamas, ropa interior y aún arropados con sobrecamas corrían desde el edificio.
"Familia pequeña, familia feliz".
Pandita Radimal, joven esposa india, tomó el sobre que le alargaban. Dio las gracias maquinalmente y salió a la sala de espera. Decenas de otras mujeres como ella estaban allí. Todas ellas tenían la misma expresión en el rostro que Pandita, una expresión de resignación, de pena, de tristeza, de conformidad a la fuerza contra un destino que ellas no deseaban. Pandita aceptaba, por un premio de rupias equivalentes a veintidós dólares, dejarse esterilizar para no tener más hijos
¿Es el suicidio la solución?
La muchacha, esbelta, grácil y elegante, saltó del trampolín. Dio tres vueltas en el aire, en forma impecable, y cayó de cabeza en la piscina. Con ese salto magistral ganó el derecho de representar a Inglaterra, su patria, en los juegos olímpicos. ¿Quién era ella? Era Tiffanie Trail, joven de veintidós años de edad.
Lamentablemente Tiffanie no logró su sueño. Una lesión en la muñeca derecha la alejó de las competencias
Dios permitió que te equivocaras.
Tu historia personal, desde su COMIENZO al PRESENTE; y del PRESENTE hacia su FINAL, no ha estado ni estará a la deriva, aunque por momentos tú así lo hayas sentido…
A lo largo de tu caminar por esta vida, Dios ha estado pendiente de todos tus pasos… Es cierto que hubo momentos que diste pasos tan errados, que tuviste que enfrentar consecuencias de tristeza, dolor y frustración. Pero eso no indica que Dios estaba desentendido de ellos.
El hombro.
Un día mi madre me preguntó que cual era la parte más importante del cuerpo. A través de los años trataría de buscar la respuesta correcta. Cuando era mas joven, pensé que el sonido era muy importante para nosotros, por eso dije: «Mis oídos, Mamá». Ella dijo: «No, muchas personas son sordas y se arreglan perfectamente. Pero sigue pensando, te preguntare de nuevo.»
Varios años pasaron antes de que ella lo hiciera.