Jonás y la ballena
La fe de una niñita
Leer la Biblia no es una tarea
La niña y el relámpago
Una niña, de unos 6 años, iba diariamente a su colegio caminando a través del bosque. Una mañana, había amanecido con un cielo amenazador. El viento y las nubes hacían presagiar un día de lluvia, pero la bella niña seguía su camino rumbo a la escuela, como si todo fuera normal.
Durante el día, la tormenta fue aumentando en intensidad, por lo que se desató una tempestad con muchos rayos que podían verse desde varios kilómetros. La madre estaba preocupada por su pequeña hija que, como de costumbre, tenía que regresar sola atravesando el bosque. Sintió mucho miedo por lo que podría pasarle en medio de esa terrible tormenta.
57 centavos
Una sollozante niña se detuvo cerca de una pequeña iglesia de la cual se había retirado porque estaba colmada de gente.
«No puedo ir a la escuela bíblica», le decía al Pastor entre sollozos mientras él pasaba por allí.
Viéndola andrajosa y desgreñada, el Pastor supuso lo que estaba sucediendo y tomándola de la mano la llevó adentro, donde encontró un lugar para ella en la clase.
La niña se sintió tan conmovida que esa noche se fue a la cama pensando en los niños que no tenían un lugar donde adorar a Jesús.
Las manos de Dios
Una niña de seis años hizo un dibujo para su papá y se lo mostró con el rostro radiante. En la parte superior de la hoja estaba pintada una persona y en la parte inferior había otra persona; ambas estaban unidas por largas líneas.
El padre miró pensativo el dibujo, pero no lo entendió. La decepción de la pequeña fue notoria, pero pacientemente explicó a su padre: «Papá, arriba está nuestro amado Dios y abajo estoy yo».
¿Cuánto cuesta un milagro?
Tess era una niña precoz de 8 años. Un día escuchó a su madre y a su Padre hablar acerca de su hermanito Andrew. Ella solo sabía que su hermano estaba muy enfermo y que su familia no tenía dinero.
Planeaban mudarse para un complejo de apartamentos el siguiente mes porque su padre no tenía el dinero para las facturas médicas y la hipoteca.
La Almohada.
Hace mucho tiempo, una niña de una familia adinerada se preparaba para ir a la cama. Decía sus oraciones cuando oyó un sollozo a través de su ventana. Un poco asustada, se asomó por su ventana. Otra niña, quien parecía de su misma edad y desposeída estaba parada en el callejón junto a la casa de la niña rica.
Su corazón se identificó con la niña desposeída, ya que estaban en lo más frío del invierno, y la niña no tenía frazada, tan sólo viejos periódicos
El taxista.
La gente tal vez no recuerde exactamente lo que tu hiciste o lo que tú dijiste, pero siempre recordarán cómo los hiciste sentir…
Hace veinte años, yo manejaba un taxi para poder vivir. Lo hacía en el turno nocturno.
Mi taxi se convirtió en un confesionario móvil. Los pasajeros se subían, se sentaban atrás de mí en total anonimato y me contaban acerca de sus vidas