Reconciliación de Jacob y Esaú
El puente de los hermanos
Reeditado: Con el agua hasta el cuello.
"He decidido seguir a Cristo"
Eso es amor
Habían dos hermanos gemelos, tan parecidos uno con el otro, que era difícil diferenciarlos. Sin embargo, en una cosa ellos eran completamente distintos, Juan era cristiano y amaba a Jesús, pero su hermano Jorge vivía en el mundo de los pecados. No quería saber nada de Dios.
Cierto noche, Juan estaba en su casa estudiando la Biblia, cuando de pronto vino Jorge con su ropa llena de sangre. En una pelea en el bar había matado a una persona.
La aguja y el alfiler.
Un alfiler y una aguja encontrándose en una cesta de labores y no teniendo nada qué hacer, empezaron a reñir, como suele suceder entre gentes ociosas, entablándose la siguiente disputa.
–¿De qué utilidad eres tú? –dijo el alfiler a la aguja–; y ¿cómo piensas pasar la vida sin cabeza?
–Y a ti –respondió la aguja en tono agudo–, ¿de qué te sirve la cabeza si no tienes ojo?.
–¿Y de qué te sirve el ojo si siempre tienes algo en él?
El violín y el Maestro.
Estaba golpeado y marcado, y el rematador pensó que por su escaso valor, no tenía sentido perder demasiado tiempo con el viejo violín, pero lo levantó con una sonrisa.
«¿Cuánto dan por el violín, señores -gritó- quién empezará a apostar por el violín?»
– «Un dólar, un dólar» después, dos. ¿sólo dos?
El Puente.
No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas adyacentes cayeron en un conflicto. Este fue el primer conflicto serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continúa.
Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente. Comenzó