Ofrenda verdadera

«Jesús dijo: Pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento». Marcos 12:44 (NVI)

Fui parte de un equipo médico que estaba trabajando en Haití cuando ocurrió el terremoto de 2010. Durante ese tiempo aprendí lo que significa la verdadera ofrenda.

Un día, mi hijo y yo jugábamos fútbol con varios niños haitianos.

Camino al cementerio

Conocía el camino. Un tiempo atrás lo había transitado llevando a su marido
a enterrar, ahora llevaba a su hijo. Se le hacia muy difícil caminar, sus piernas
parecían de plomo, es el dolor mas grande para una madre tener que llevar al
cementerio a su único hijo, ese muchacho que tanto amaba, en la flor de la edad, en plena juventud, la muerte se lo había arrancado de sus manos, se encontraba destruida y desconsolada.

La ofrenda de la viuda.

viudaUna joven filipina quedó viuda con seis niños que sostener. Vivía con muchas privaciones y afanes; se levantaba a las cuatro de la mañana todos los días, cocinaba, lavaba, planchaba, preparaba la comida que los niños llevaban a la escuela, y a los más pequeños los atendía en todas sus necesidades.

Después se iba a trabajar al campo a fin de ganar suficiente arroz y maíz para alimentar a su familia. Muchas veces, mientras los niños dormían

Dar con alegría.

Por su vestimenta se veía que era una mujer muy humilde y sencilla, además había enviudado hace unos pocos años atrás, pero allí estaba en el templo, frente a la cesta de las ofrendas, donde otros, con esplendidos vestidos de telas muy finas y enormes añillos de oro, momentos antes, habían echado grandes cantidades de dinero, con cierta ostentación y orgullo.

Pero ella con una dulce sonrisa en sus labios echó lo único que le quedaba, dos monedas de muy bajo valor que eran todo su sustento.