La alegoría del pámpano podado

Un vigoroso pámpano de una noble vid crecía sobre la parte superior de un alto muro, y se decía: «Aquí estoy por encima de los demás pámpanos y, por supuesto, se puede esperar que de mí crezca un fruto extraordinario.»

Así que se estiraba y se extendía cada vez más hasta que estuvo tan alto que oyó decir al  jardinero:-¡Bien, bien!, ya llegará su hora.
-Sí, es cierto, se dijo el pámpano, sin duda ya llegará mi tiempo aquí arriba.