El chofer del sabio
Se cuenta que en los años 20 cuando un sabio era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias. Dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, contrató los servicios de un chofer.
Después de varios días de viaje, El Sabio le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.
«Si quiere», le dijo el chofer, «le puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra.»