¿Qué hacer con los problemas?

«Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.»
Marcos 1:29-31

Identifiquemos el problema  –  “Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre”

Todos hemos tenido o tenemos problemas, pueden ser de salud, económicos, emocionales, etc. Sin embargo quizás lo que consideramos problema, realmente no lo sea sino sólo sea un síntoma.

Los bigotes del tigre

Una mujer joven llamada Yun Ok fue un día a la casa de un ermitaño de la montaña en busca de ayuda. El ermitaño era un sabio de gran renombre, hacedor de ensalmos y pociones mágicas.

Cuando Yun Ok entró en su casa, el ermitaño, sin levantar los ojos de la chimenea que estaba mirando dijo:

– ¿Por qué viniste?

Yun Ok respondió:

– Oh, Sabio Famoso, ¡estoy desesperada! ¡Hazme una poción!

– Sí, sí, ¡hazme una poción! ¡Todos necesitan pociones! ¿Podemos curar un mundo enfermo con una poción?

¿Leyó usted los Salmos?

El Libro de los Salmos es el más largo de todos los libros que componen la Escritura. Es un conjunto de poemas que al principio se cantaron. El libro de los Salmos se le llama el corazón de la Biblia, no porque se encuentre en el centro, sino porque en él se hallan expresados muchos sentimientos, en particular los que se le pueden atribuir al Enviado de Dios: Jesucristo.

Al leer los salmos no encontramos a Dios revelado como Padre (para esto esnecesario leer el Nuevo Testamento).

Cuando te sientas preocupado…

Dios quiere cuidar de nosotros, pero para permitírselo, nosotros debemos dejar de cuidarnos. Muchas personas quieren que Dios se ocupe de ellas mientras se preocupan o tratan de encontrar una respuesta, en lugar de esperar la dirección de Dios. En realidad, lo que hacen es revolcarse en sus propias «cenizas» y aún así, pretenden que Dios les dé gloria. Para que Dios nos dé de su gloria debemos darle las «cenizas».

Le entregamos nuestras preocupaciones confiando en que Él puede y habrá de cuidar de nosotros. Hebreos 4:3 dice: «En tal reposo entramos los que somos creyentes (los que unimos, confiamos y descansamos en Dios)…»

El paquete de galletas.

galletasCuando aquella tarde llegó a la vieja estación le informaron que el tren en el que ella viajaría se retrasaría aproximadamente una hora.
La elegante señora, un poco fastidiada, compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua para pasar el tiempo.

Buscó un banco en el andén central y se sentó preparada para la espera.
Mientras hojeaba su revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario.

Imprevistamente, la señora observó como aquel muchacho, sin decir una sola palabra, estiraba la mano, agarraba el paquete de galletas, lo abría y comenzaba a comerlas, una a una, despreocupadamente.

Si todo se derrumba.

El temblor de tierra fue corto, de apenas quince segundos; sin embargo a Alejandro Acevedo le pareció una eternidad.

Todo a su alrededor se movía como si las paredes de hormigón fueran de papel. El cuadro que adornaba la sala principal, en cuyo fondo se apreciaba una casita de madera junto a un lago y una cascada que se precipitaba desde las montañas, cayó al suelo. Su protección de vidrió se fragmentó en mil pedazos