El reo.

Un anciano que vivía solo, quería (como todos los años) plantar patatas en su patio de atrás, pero arar la tierra era un trabajo demasiado pesado para un hombre de su edad.

Su único hijo, José Ángel, quién solía ayudarlo, estaba preso por homicidio. El anciano decidió escribirle una carta a su hijo, explicándole su problema:

Querido José Ángel: