Publicada enVida Cristiana
De mi cruz a tu soledad.
Te escribo desde mi cruz a tu soledad, a ti, que tantas veces me miraste sin verme y me oíste sin escucharme.
A ti, que tantas veces prometiste seguirme de cerca y sin saber por qué te distanciaste de las huellas que dejé en el mundo para que no te perdieras.
A ti, que no siempre crees que estoy contigo