En la cima

Un Joven alpinista iba acompañado por dos fuertes y experimentados guías, en su primer intento por escalar los Alpes Suizos, y se sentia seguro de tener un guía en la delantera y otro detrás de él.

Escalaron varias horas. Sin aliento y exhaustos, lograron por fin llegar a las rocas que entre la nieve sobresalían justo antes de llegar a la cima. Al faltar solo unos metros para llegar a la cima, el guía que iba al frente se echó a un lado para que el joven alpinista pudiera ver el paisaje por primera vez, una maravillosa vista panorámica de picos cubiertos de nieve y un brillante y despejado día en el cual no se veía una sola nube.

Una súplica desesperada

Cierta noche, un hombre bien vestido fue a ver a un creyente muy conocido. Con voz suplicante le pidió:»¡Sálveme!». COmo su padre había sido un bebedor empedernid, él mismo tenía aversión al alcohol. Pedía socorro porque dos o tres veces por año le sobrevenía la necesidad de beber; entonces debía emborracharse. Después sentía una profunda vergüenza.
Pero simplemente debía hacerlo.

El creyente le preguntó:»¿Cómo puedo salvarlo, si usted mismo no lo puede hacer? Las cadenas del diablo son demasiado fuertes como para que yo las rompa. Su visitante se desplomó en el sillón y dijo:»Sí, fue la respuesta».

La ratonera y el ratón.

Un ratón, mirando por un agujero en la pared ve a un granjero y su esposa abriendo un paquete. Pensó, luego, qué tipo de comida podía haber allí. Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ratonera (trampa para ratones). Fue corriendo al patio de la granja a advertir a todos:

«Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!»

Bendición del hogar.

¡Dios mío!, bendice mi casa, para que sea el hogar del amor y la paz.
Bendice, la puerta abierta como dos brazos extendidos que dan la bienvenida a mis invitados.

Bendice, las ventanas que dejan entrar el sol a raudales cada mañana, y por donde se asoman las estrellas del firmamento, que son luces de esperanza para la humanidad.