¿A quién ves?

Durante muchos años, el programa de televisión de Allen Funt, Cámara Oculta, deleitó a los televidentes con una cámara escondida que captaba las reacciones frecuentemente divertidísimas de personas comunes y corrientes ante situaciones inesperadas. Su idea, según su hijo Peter, era: «Creemos que la gente es maravillosa y salimos para confirmarlo». Considera que la perspectiva de algunos otros programas similares es que «la gente es estúpida, y vamos a encontrar maneras de demostrarlo».

Sus comentarios indican que nuestra manera de ver a las personas determina cómo las tratamos.

¡No me habléis de Jesucristo!

A mediados del último siglo, vivía un conde sajón, que había sido educado en el Deísmo – doctrina que admite la existencia de un Dios, pero niega la revelación y rechaza el culto – y se gloriaba de ser adversario declarado de la fe cristiana y de las Sagradas Escrituras. Sintiéndose ya viejo y cerca de su fin, forzado por algún escrúpulo de conveniencia o de conciencia, hizo venir a su hogar al predicador de la Iglesia Evangélica, al que estimaba mucho por sus talentos y por sus virtudes.

"Si te escondes de Dios"

Estaba pensando que muchos de nuestros mejores momentos los perdemos escondiéndonos de Dios.Quizás creas que esto no es así, y que en realidad pasas mucho más tiempo buscándole y que muchas veces no le encuentras  pero, amigo, si te detienes un momento a pensar detenidamente en tu día, verás que más son los momentos que te escondes de Dios que los que le buscas.

Con cadena y todo.

cadenaUn hombre en una reunión dijo que quería venir  a Jesús, pero no podía porque estaba amarrado.

Un escocés a su lado le dijo: «Muy bien, hombre, pero ¿por qué no viene con cadena y todo?

El hombre exclamó: «Vaya, no se me había ocurrido» y vino.

Venga usted así también, pecador amarrado.

Mi sustituto.

carcelCuando yo era niño e iba a la escuela, vi una escena que jamás olvidaré — un hombre amarrado a un carretón, llevado por las calles a la vista de todo el pueblo, y la espalda ensangrentada por los azotes que recibió.

Fue un castigo vergonzoso. ¿Fue por muchas ofensas? No, por una sola ofensa. ¿Acaso alguien de sus conocidos ofreció compartir los azotes con él? No, no había nadie.