De un padre a su hijo.

Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta. Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por los cabellos y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.

Oración de un Padre.

Dame, Oh, Señor un hijo que sea lo bastante fuerte para saber cuando es débil, y lo bastante valiente para enfrentarse consigo mismo cuando sienta miedo.  Un hijo, que sea humilde en la victoria y victorioso en la derrota.

Dame, Oh Señor, un hijo que nunca doble la espalda cuando deba erguir el pecho. Un hijo te conozca a ti y sepa conocerse a sí mismo que es lo fundamental en la vida. Condúcelo, te lo ruego, no por el camino fácil sino por aquel lleno de dificultades y retos, allí, déjale aprender a sostenerse firme y a sentir compasión por los que fallan.

El burro de un niño pequeño.

Una historia acerca de como el burro de un niño pequeño era ordinario y de repente era extraordinario por medio de nuestro Señor Jesús.
Hace mucho tiempo, había un niño pequeño que le encantaban los caballos. El siempre le pedía a su padre que le comprara uno. El niño había guardado dinero para poder comprarse su propio caballo.  “Papá,” le dijo un día. “Mira tengo dinero para comprar mi caballo.”

La caja de besos.

Un hombre castigó su pequeña niña de 3 años
Por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado.

El dinero era escaso en esos días
Por lo que explotó en furia,
Cuando vio a la niña tratando de envolver una caja
Para ponerla debajo del árbol de navidad.