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Una madre de 4 brazos.
Recuerdo, como si fuera hoy, los primeros años felices en nuestro hogar. Habíamos experimentado la alegría y la dicha del recibimiento del primer fruto: una hermosa niñita.
Le celebramos su primer añito de vida con una fiestita y la clásica piñata.
Pero ya venía en camino el segundo retoñito.