Publicada enVida Cristiana
Sobre sus hombros.
A nuestra familia le gusta dar caminatas y en dichos trayectos hemos tenido algunas grandes aventuras juntos. Pero, cuando nuestros hijos eran pequeños, nuestro entusiasmo nos hacía caminar demasiado rápido y demasiado lejos, y, a menudo, las piernas de los pequeños se agotaban. No podían mantener el paso, a pesar de sus determinados esfuerzos y de que les asegurábamos que el final del camino se encontraba tan sólo al otro lado de la siguiente colina.