Dios existe, lo encontré
El título de este tema es el de un célebre libro de un autor francés. Merece que nos detengamos en él. El autr no dice: «Dios exite, lo he demostrado», sino: «lo encontré». No evoca, pues, una demostración, sino un encuentro con una persona viva.
Para los incrédulos, la existencia de Dios constituye un difícil problema metafísico, pero este problema ya no preocupa a aquellos que viven relacionados con Dios. Si tengo un contacto visual, telefónico o epistolar con alguien, no tendré ninguna necesidad de que se me pruebe que mi interlocutor existe.
Estoy ahora en el cielo, sentada en el regazo de Cristo. El me ama y llora conmigo porque me han destrozado el corazón. ¡Quería ser yo tu niña! Todavía no comprendo lo que ha pasado.
El temblor de tierra fue corto, de apenas quince segundos; sin embargo a Alejandro Acevedo le pareció una eternidad.