Cinco cualidades de gran valor
¿Cuál es el significado de la cruz?
Curiosidades de la Biblia
¡No me habléis de Jesucristo!
A mediados del último siglo, vivía un conde sajón, que había sido educado en el Deísmo – doctrina que admite la existencia de un Dios, pero niega la revelación y rechaza el culto – y se gloriaba de ser adversario declarado de la fe cristiana y de las Sagradas Escrituras. Sintiéndose ya viejo y cerca de su fin, forzado por algún escrúpulo de conveniencia o de conciencia, hizo venir a su hogar al predicador de la Iglesia Evangélica, al que estimaba mucho por sus talentos y por sus virtudes.
El jabón y el evangelio
Cierto día paseaban juntos un fabricante de jabón y un predicador; y en el curso de la conversación, el fabricante, quien era incrédulo, le dice al predicador:
– El evangelio que usted predica señor, no me parecee haber tenido mucha eficacia, pues veo que en el mundo abunda la maldad y hay todavía personas malas.
Más adelante encontraron a un niño que estaba jugando en el barro de la calle, y se hallaba completamente sucio.
Viviendo el reino
Tengo muchos amigos que trabajan en malos vecindarios. Uno de estos guerreros urbanos trasladó a su familia a una zona urbana muy pobre.
Un día, cuando caminaba por el pasillo en el edificio de su apartamento, notó a dos muchachos que estaban fumando crack. Al no querer que sus hijos vieran lo que los jóvenes estaban haciendo, les pidió a ambos que se detuvieran.
Lo siguiente que supo es que el puño de uno de ellos le dio en la mandíbula. Con la nariz y la boca sangrando, les respondió: «Si Jesús derramó Su sangre por mí, yo puedo derramar la mía por ustedes».
¿Y tú que dirías?
De pie y en fila junto con su pelotón del Ejército Rojo, Taavi ya había resuelto en su mente lo que iba a decir.
Los oficiales se dirigían hacia él y en el camino le hacían la misma pregunta a cada uno de los soldados en la fila:
-«¿Eres cristiano?» «No», fue la respuesta. Entonces se acercaron al próximo: «¿Eres cristiano?» «No», contestó.
Los jóvenes reclutas permanecían parados en atención, con la mirada fija hacia delante. Los interrogadores se acercaron un poco más al joven estonio de dieciocho años de edad, que había sido reclutado por el Ejército Rojo durante la ocupación de su país por los soviéticos.
Los ayudantes de Dios
En cierta ocasión una hombre le dio a Dios todo su corazón y su vida a Su servicio. Dios escuchó y le dio la oportunidad. Le puso en una iglesia. Su trabajo era buscar las almas. El hombre esperó las instrucciones de Dios. Esperó y esperó …
Hasta que Dios le dijo que le iba a mandar la ayuda que necesitaba para predicar el evangelio.
Al día siguiente llega un inválido en su silla de ruedas. El hombre le recibe, y luego le pregunta a Dios:
Consciente de lo que es la gracia
Simón era un joven canadiense que necesitaba dinero para hacer frente a su adicción a las drogas, pero ¿cómo ganarlo a los 17 años de edad? Se puso a vender la droga él mismo. Dos condenas no pusieron fin a su narcotráfico.
Al cumplir 18 años fue invitado a una reunión: allí oyó el evangelio y comprendió que Dios lo había amado hasta dar a su propio Hijo. Ante Dios reconoció todo el mal que había cometido; la paz lo invadió y fue liberado de su antigua vida.
Pero debía ser juzgado por tercera vez. Ya era mayor de edad y tenía miedo; sabía que esta vez merecía una severa pena de prisión.