Sin lugar para el odio

Un pequeño hacendado, bastante aburrido con una zorra que solía invadir su gallinero para robar sus aves, consiguió, después de un cierto tiempo, capturarla. Llevado por el grande odio y deseo de venganza, amarró una cuerda encharcada con aceite en su cola y prendió fuego. Saliendo en disparada, la raposa acabo yendo en dirección al campo de trigo del hacendado. Era tiempo de cosecha y…

Lo torcido se puede enderezar

Muy a menudo queremos abrir y entrar por puertas las cuales Dios no quiere dejarnos pasar por ellas; ya que si así lo hiciera nos estaría haciendo un tremendo daño. Cuantas veces entramos por puertas las cuales nos llevaron a destinos frustrantes, momentos amargos y consecuencias de las cuales todavía no logramos zafarnos por ejemplo; aquella relación que nos dejo como resultado heridas y golpes…