El ciego, el enfermo y el muro
Dos hombres, gravemente enfermos, compartían el mismo cuarto en un hospital. A uno de ellos lo hacían sentar una hora por día recostado en su respaldo para favorecer un drenaje. Su cama daba a la única ventana del cuarto. La cama del otro, en la otra extremidad quedaba al margen de toda posibilidad de ver hacia afuera.
Los enfermos, tanto como podían, pasaban horas conversando desde sus camas, evocando sus familias, sus trabajos, sus amigos, sus viaje