Publicada enAmor
Cuando fuiste creado.
Hijo mío… si tan solo pudieras comprender por qué te amo tanto…?
Cuando fuiste creado, yo no tenía necesidad de sirvientes, pues miles de angeles me servían. No tenía necesidad de soldados, pues con tan sólo decir La Palabra, montes eran derribados. No tenía necesidad de adoradores, pues delante de mi trono contínuamente cuatro seres vivientes gritan Santo, Santo, Santo y junto a huestes Celestiales me adoran.