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¿Cuánto pesa tu oración?
Poco tiempo después de la Segunda Guerra Mundial una mujer entró en una tienda de alimentación y pidió suficiente comida para una cena de Navidad para sus hijos. Cuando el dueño preguntó cuánto podría pagar, ella respondió:
– Mi marido murió en la guerra. La verdad es que no tengo nada que ofrecer mas que una pequeña oración.