De un padre a su hijo.

Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta. Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por los cabellos y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.

Carta de un hijo.

Sally saltó de su asiento cuando vio salir al cirujano. Le preguntó: «¿Cómo está mi pequeño?, ¿va a ponerse bien?, ¿cuándo lo podré ver?».
El cirujano dijo: «Lo siento; hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance».

Sally dijo, consternada: «¿Por qué a los niños les da cáncer? ¿Es que acaso Dios ya no se preocupa por ellos? DIOS, ¿dónde estabas cuando mi hijo te necesitaba?».

El Amor Verdadero.

Una chica le preguntó a su novio: ¿Crees que soy bonita?
El dijo:No. Entonces la chica sonrió pensando que sólo se burlaba de ella.

Luego le volvió a preguntar:
¿Quieres estar conmigo siempre?

El chico volvió a decir que no… pero esta vez con voz seria y la vista fija hacia ella.

La chica dio un pequeño suspiro tratando de pensar que todo era una broma cruel.
Así que finalmente le preguntó:Y si yo me marchara lejos de ti, ¿llorarías por mí ?

El corazón de un niño.

Era uno de los días más calientes del tiempo seco de verano. No habíamos visto la lluvia en casi un mes. Las cosechas se estaban muriendo. Las vacas habían parado de dar leche. Los ríos estaban secos hasta el piso.

Era la temporada seca que iba a llevar a siete granjeros a la bancarrota antes que terminara…Todos los días, mi esposo y sus hermanos iban por el proceso arduo de tratar de llevar agua a los campos.

Últimamente, el proceso envolvía llevar un camión a la planta y llenarlo de agua. Pero, las raciones de agua las cortaban cada día más. Si es que no veíamos lluvia pronto

Lo que desea ser un niño.

Señor, esta noche te pido algo especial:

Conviérteme en un Televisor porque quisiera ocupar su lugar para poder vivir lo que vive el televisor de mi casa.

Tener un cuarto especial para mí.
Congregar a todos los miembros de la familia a mi alrededor.
Ser el centro de atención.

Al que todos quieran escuchar, sin ser interrumpido o cuestionado.
Que me tomen en serio cuando hablo.
Sentir el cuidado especial que recibe la televisión cuando algo no le funciona.

Oración de un Padre.

Dame, Oh, Señor un hijo que sea lo bastante fuerte para saber cuando es débil, y lo bastante valiente para enfrentarse consigo mismo cuando sienta miedo.  Un hijo, que sea humilde en la victoria y victorioso en la derrota.

Dame, Oh Señor, un hijo que nunca doble la espalda cuando deba erguir el pecho. Un hijo te conozca a ti y sepa conocerse a sí mismo que es lo fundamental en la vida. Condúcelo, te lo ruego, no por el camino fácil sino por aquel lleno de dificultades y retos, allí, déjale aprender a sostenerse firme y a sentir compasión por los que fallan.

Muchacho agradecido.

Un muchacho entro con paso firme a la joyería y pidió que le mostrarán el mejor anillo de compromiso que tuviera.

El joyero le presento uno. La hermosa piedra solitaria brillaba como un diminuto sol resplandeciente. El muchacho contemplo el anillo y con una sonrisa lo aprobó. Preguntó luego el precio y se dispuso a pagarlo.

El burro de un niño pequeño.

Una historia acerca de como el burro de un niño pequeño era ordinario y de repente era extraordinario por medio de nuestro Señor Jesús.
Hace mucho tiempo, había un niño pequeño que le encantaban los caballos. El siempre le pedía a su padre que le comprara uno. El niño había guardado dinero para poder comprarse su propio caballo.  “Papá,” le dijo un día. “Mira tengo dinero para comprar mi caballo.”

La caja de besos.

Un hombre castigó su pequeña niña de 3 años
Por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado.

El dinero era escaso en esos días
Por lo que explotó en furia,
Cuando vio a la niña tratando de envolver una caja
Para ponerla debajo del árbol de navidad.

Visita al circo.

Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo fila para comprar entradas para el circo. Al final, solo quedaba una familia entre la ventanilla y nosotros. Esta familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, todos probablemente menores de doce años. Se veía que no tenían mucho dinero.

La ropa que llevaban no era cara, pero estaban limpios. Los chicos eran bien educados, todos hacían bien la fila, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano.