Un día una amiga decidió visitarme, era la primera vez que iría y al parecer no había copiado bien la dirección de mi casa, así que estuvo más de una hora perdida, entre calles, veredas, subía cuestas, las bajaba, hasta que al fin llegó.
Muy extenuada, por su intenso esfuerzo por llegar, solo dijo algo al verme, “tengo sed, necesito agua”.
Le serví un vaso de agua y ella lo tomó con tanta pasión, deseo, se deleitó en ese vaso de agua, era como si ese vaso era lo más importante para su vida en ese momento.
Recuerdo que yo estaba muy tranquila en casa sentada leyendo un libro esperando la llegada de mi amiga y no tenía sed, y menos deseo de tomar agua, pero sucedió que al verla a ella, de repente tuve tanta sed y me provocó tomar agua; al final ambas nos tomamos 3 vasos de agua.
Ella porque realmente tenía sed y yo porque fui provocada por la manera tan apasionante conque mi amiga tomaba.
-“OH Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta” Salmo 63:1
Muchas veces estamos tan cómodos en la vida, conocemos a Dios, pero no tenemos sed de Dios. Tener sed de Dios es mucho más que una frase, o una canción.
A menos de que llegue un momento en tu vida que estés extenuado, cansado de siempre cometer los mismos errores, seco, o ya no puedes más con tus problemas, con la situación que vives, y decides buscar una salida, un milagro, y comienzas con intensidad a buscar algo que sacie tu sed.
A veces vamos a fuentes equivocadas y saciamos la sed de nuestra alma con amigos, bebidas, drogas, comidas, fiestas, películas; son bebidas de efecto temporal, he allí la razón por la que a veces no tenemos sed de Dios, nos la pasamos tomando de todo y quedando más secos, pero Jesús dice: “vengan a mí, los que tengan sed, y serán saciados”.
Si estás cansado, seco, extenuado con tu vida, llegaste al mejor punto, no te queda otra que ir a la fuente de agua de vida: “Jesús”, es la única agua que sacia tu ser, pero se debe buscar con intensidad, con anhelo, con deseo, con pasión, como lo más importante para la vida, así como buscas un vaso de agua cuando llegas de hacer ejercicios, o en un día de mucho calor, y gritas, “TENGO SED; NECESITO AGUA”.
Te aseguro que muchos verán la manera en que tú tomas de Dios y ellos te pedirán lo mismo para beber, los provocarás a sed.
Así como tú busques la presencia de Dios, los que te miren, lo harán.
Así como tú bebas de la fuente, otros beberán.
Así como le adoras, otros adorarán.
¿Tienes sed ahora? Pídele de beber a Dios, nunca te dará un solo vaso de agua; te saciará!