La pelota en la ventana

La pelota en la ventana

Pepito se puso a jugar con su pelota en un patio cerca del vecindario. Gritaba gol cada vez que disparaba muy fuerte. La Sra. Catty, la vecina, le dijo que debía tener cuidado porque su ventana estaba cerca del patio. Después de 10 minutos, su pelota fue a caer en la ventana de la vecina. La Sra. Catty salió corriendo de la casa. ¡Pepito, mira…

¡Hora de la limpieza!

Conservar la limpieza de nuestra vida no es algo que podamos hacer con facilidad; y si confiamos sólo en nuestras propias fuerzas, es más complicado. Tomamos la decisión de abandonar las malas costumbres y a los poco días caemos con la misma piedra. Mantener libre nuestra mente y corazon de malos pensamientos y sentimientos, no es algo de auto-castigos o auto-disciplina. Lo primero que debemos…

Amor hasta el último segundo

Dichosos nosotros que tenemos como Señor a un Dios amoroso, un Dios que demuestra a sus hijos el gran amor con que los ama. Ese amor que sobrepasa nuestro entendimiento y que es demostrado a cada segundo. Cuando Jesús caminó en esta tierra y enseño la gente se maravillaba por sus palabras sin embargo, considero yo que lo más maravilloso de Jesús era el amor…

El amor de Dios

¿Estás seguro? – Claro que estoy seguro

¿Piensas sacrificar todo por ellos? – Haré todo lo que sea necesario por ellos

Pero a ellos no les importa – Lo hago porque los amo

¿Crees que valga la pena? – Cada persona vale la pena

¿No te importa sufrir? – Si pudiera lo evitaría, pero mejor yo, que ellos

¿Piensa pagar el precio? – Pienso darlo todo

Perdónalos, porque no saben lo que hacen

Era un episodio casi increíble, el Hijo de Dios yacía clavado en un madero a la vista de muchos, humillado, azotado y en sus últimos minutos de vida. Es increíble que al hombre que habían recibido con palmas y cantos, ahora estuviera muriendo como el peor de los malhechores.

Si, ese era Jesús el Hijo de Dios, tomando el lugar que te correspondía, ese lugar que no tenia nada que ver con su forma de vida, ese lugar que denotaba la baje a la que habíamos llegado al matar a un hombre sin mancha ni pecado.

Todo por ocho dólares.

Una columna de fuego naranja y nubarrones de humo negro subían hacia el cielo vespertino de Austin, Texas, mientras los bomberos se apersonaban a un edificio de apartamentos de dos pisos en llamas.

Mientras los carros-bomba con sus sirenas a todo volumen se detenían, gente en pijamas, ropa interior y aún arropados con sobrecamas corrían desde el edificio.