Carlos y su tentación.

El pequeño Carlos estaba haciendo todo lo posible para ahorrar dinero para comprarle un regalo a su madre. Era una lucha terrible, pues cedía fácilmente a la tentación de comprar golosinas al hombre de los helados siempre que la camioneta de colores brillantes llegaba al vecindario.

Una noche, después que su madre lo metió a la cama, lo escuchó orando: Por favor Dios ayúdame a no salir corriendo cuando venga mañana