Cicatrices de amor

Cicatrices de amor

En un día caluroso de verano en el sur de la Florida un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salió corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz. No se daba cuenta de que un cocodrilo se le acercaba. Su mamá desde la casa miraba por la ventana, vio con horror lo que sucedía.…

Dios aumenta tus fuerzas

Muchos de nosotros cantamos más de alguna vez aquella alabanza que es entonada por Jesús Adrián Romero y dice: “Como búfalo, como búfalo, arrollare al enemigo si se enfrenta conmigo, tengo fuerzas del Señor, como Búfalo”. Pero ¿Realmente somos como un búfalo?. En el sur oeste asiático el búfalo es conocido como “el tractor de oriente” debido a la utilización de su fuerza para el…

¿En qué momento debo leer la Biblia?

Para muchas personas el leer la biblia y Orar son dos cosas que se hacen por separado, con el tiempo podemos encontrar personas que caen en errores ya que solo leen “la Biblia” y no dedican tiempo a “la Oración” o viceversa. ¿Debemos leer la Biblia cuando Oramos? Es absolutamente necesario!!. Por ejemplo, si tratas de orar por personas o algún sucesos sin tener la…

La camisa

Paco de 8 años, entró en su casa, después de clase, pisoteando fuerte. Su padre, que se dirigía al fondo, al verlo entrar, lo llamó para una hablar. Paco lo acompañó desconfiado.

Antes que su padre hablara algo, Paco dijo irritado:

– Padre, estoy con muchísima rabia. Joaquín no podría haberme hecho lo que hizo. Su padre, un hombre sencillo pero sabio, escuchaba a su hijo mientras ese seguía con su reclamo.

Con su pueblo.

companiaSe dice que en una batalla que dirigía el Duquede Wellington, una parte de su ejército estaba cediendo ante el enemigo, cuando de pronto un soldado vio al Duque entre sus propios combatientes, y el soldado gritó con voz estentórea y jubilosa: «¡Aquí está el Duque! ¡Dios lo bendiga!»

Y el mismo soldado, dirigiendo la palabra a uno de sus compañeros, le gritó a éste: «¡Más me gusta ver la cara del Duque, que a toda una brigada!» Los demás soldados, al oír todo esto, volvieron sus rostros hacia el lugar donde estaba el Duque de Wellington: al verlo se reanimaron