Publicada enVida Cristiana
Con su pueblo.
Se dice que en una batalla que dirigía el Duquede Wellington, una parte de su ejército estaba cediendo ante el enemigo, cuando de pronto un soldado vio al Duque entre sus propios combatientes, y el soldado gritó con voz estentórea y jubilosa: «¡Aquí está el Duque! ¡Dios lo bendiga!»
Y el mismo soldado, dirigiendo la palabra a uno de sus compañeros, le gritó a éste: «¡Más me gusta ver la cara del Duque, que a toda una brigada!» Los demás soldados, al oír todo esto, volvieron sus rostros hacia el lugar donde estaba el Duque de Wellington: al verlo se reanimaron