Una carta sin leer

Un cierto joven yacía moribundo en India. Hacía algunos años había abandonado su hogar y «malgastado su dinero». Viéndose en la mayor miseria, escribió a su padre que le enviase dinero y ayuda.

A su debido tiempo recibió una carta de su padre, y con gran ansiedad miró dentro del sobre para ver si contenía algún cheque o giro postal. No encontrado nada en el interior del sobre, cogió la carta y con gran ira e impaciencia la arrojó hacia un lado sin leerla.

Habiendo empeorado y viendo que su fin  se acercaba,

Un día a la vez.

Hay dos días en cada semana en los que no nos debemos preocupar. Dos días que se deben guardar libres de miedo y ansiedad.

Uno de esos días es ayer.
Ayer, con sus equivocaciones y pesares, sus faltas y confusiones, sus dolores y tristezas. Ayer ha pasado para siempre, fuera de nuestro control; y todo el dinero del mundo