Publicada enTemas Valóricos
Justicia humana.
Ana Perrin se dirigió a la cocina. Buscó un cuchillo grande, pero no lo encontró. Buscó una escoba o un palo de amasar; tampoco los encontró. Entonces se fijó en la olla. Estaba llena de agua, y el agua hervía a borbotones.
Ana, de treinta y siete años, de Exeter, Inglaterra, agarró la olla con las dos manos y de pronto la vació toda sobre los pantalones de Lee Roberts, su huésped de diecinueve años