¿Qué valor tiene un sermón?

Hace algunos años, el redactor de un periódico recibió una carta: “Estimado redactor, he notado que los predicadores dan mucha importancia a sus sermones y pasan horas preparándolos. Hace 30 años que voy con regularidad a la iglesia y durante esos años, si mis cálculos son correctos, he escuchado por lo menos como 3,000 sermones.

Pero he descubierto que no recuerdo ninguno de ellos. Me pregunto si los predicadores no podrían gastar su tiempo con más provecho en alguna otra cosa. Sinceramente…”

El redactor recibió muchas cartas respondiendo a esta carta. Hubo un debate en cuanto a los sermones. Por fin, una carta puso fin al debate; ésta leía de la siguiente manera: “Estimado redactor, llevo 30 años casado.

Durante estos años he comido 32,850 comidas, la mayoría de ellas preparadas por mi esposa. Pero he descubierto que no recuerdo ninguno de sus menús; sin embargo, he recibido fortaleza de cada una de esas comidas. Tengo la impresión que sin ellas, me habría muerto de hambre hace muchos años.

Sinceramente…”

Fuente: Literatura Bautista