El diagnóstico sobre cáncer de riñón que amenazaba con colonizar el bazo y el colon, lo recibió como un baldazo de agua fría. Nunca esperó que las molestias físicas obedecieran a algo tan terrible. Llegó incluso a pensar que era una pesadilla, sin embargo las pruebas clínicas eran irrefutables.
–¿No hay nada que hacer…?-musitó.
–Absolutamente nada-confirmó el facultativo.
El consultorio le pareció sombrío. Jamás esperó que su vida se encontrara, en cuestión de minutos, a final de un callejón sin salida. Tenía planes. Sus metas iban lejos. Pensó que a partir de aquel instante nada tenía sentido.
Lo que siguió fue una serie de intervenciones quirúrgicas buscando prolongar su vida. Fueron 27 operaciones en total. Tres años después, tras múltiples esfuerzos, quedó paralizado.
–En medio de la crisis volví la mirada a Dios. Era mi única salida. Pensaba que valía la pena vivir. Me necesitaban mi esposa y mis hijos, suele repetir al explicar en qué momento tomó la determinación de no dejarse vencer por la adversidad.
Siempre contó con el respaldo de su familia. Además, no dejaba que nada ni nadie lo movieran de sus ganas de vivir. Y Dios obró el milagro. El periodista colombiano Juan Guillermo Ríos ha vuelto a dirigir un programa de amplia audiencia con cobertura nacional. Sus días son nuevos y llenos de esperanza.
No pierda la fe. Si hay algo en lo que debemos perseverar, es en guardar la esperanza y en alimentar la fe. Si Dios ha prometido su ayuda, nada ni nadie podrán impedir jamás que se haga Su eterna voluntad. Cuando enfrente circunstancias ajenas a su voluntad, antes que abrir el corazón a la desesperación y a la amargura, busque el rostro de Dios en oración.
El Señor ha prometido sanarnos. Es nuestro médico por excelencia como escribió el apóstol Pedro al referirse al sacrificio de Jesucristo en la cruz: «…llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.» 1 Pedro 2:24-25.
Si nuestra confianza está depositada en Aquél que todo lo puede, nada podrá derrotarnos. Ni las enfermedades, ni el desánimo, ni los problemas, ni los obstáculos que se levantan a nuestro paso. Jamás olvide que por la obra del Señor Jesús tenemos asegurada la vida presente, la vida eterna y la salud… ¡Usted nació para vencer!