Donde quiera hemos oído críticas. En la misma Biblia se nos habla de personas que fueron criticadas. Recordemos como en el Pentecostés la gente se burlaba diciendo que los discípulos estaban borrachos. Muchas veces vemos a alguien que viene cojeando por estar enfermo y decimos que viene borracho. Mientras más consagrados estamos al Señor, menos haremos caso a este mundo.
Había un niño adoptado por un maestro de música que daba por primera vez un concierto. Todo el auditorio esperaba y escuchaba con atención al niño. Notaron que aunque era el más pequeño había quedado mejor que nadie. Al fin se dieron cuenta, que el niño no cesaba de mirar hacia cierto lugar. La ansiedad fue tan grande que el auditorio no pudo menos que volver la cabeza para ver el objeto de la atención infantil.
Entonces vieron que atrás, estaba su padre adoptivo dirigiéndole y marcándole el compás, siendo esa la razón por la cual el niño no se equivocaba. Así sucede con nosotros; por eso debemos poner nuestros ojos sólo en Cristo y no fijarnos demasiado en los demás. Sólo así resultaremos triunfantes.
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