El tema de una conferencia cristiana era: «La vuelta a Dios». En la entrada, un cartel representaba un tope que señalaba el final de la vía férrea. Este tope también nos hace pensar en un callejón sin salida; detrás no hay más camino, no hay nada.
¿Es el lugar donde nos encontramos? ¿Nos hallamos ante un tope? ¿Nos damos cuenta de que nuestra vida no conduce a nada…? Es necesario dar media vuelta para volver a Dios. No basta ser simplemente un poco más razonable, un poco más amable…
!Vuélvase a Dios! !Dé media vuelta! Este es el mensaje de los profetas y de Jesús mismo: «Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos».
El que no se vuelve a Dios se queda en su propio camino. ¿Y a dónde conduce? Al eterno alejamiento del Dios de amor.
El llamado de Jesucristo es apremiante: «Reconciliaos con Dios». Tome la mano que Dios le tiende. Convertirse es más que una promesa de cambio de vida. Es necesario detenerse para reconocer que uno se ha equivocado de camino y dar media vuelta para volver a Dios quien nos llama, nos aguarda y desea perdonarnos. A nuestro orgullo le cuesta tomar esta decisión.
Pero es el paso obligatorio para descubrir que hemos sido amados y adoptados por Dios. Entonces en nosotros se produce un cambioradical de los objetivos de nuestra vida..nacemos a una nueva vida.
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