La solitaria isla

Pensaron que: llevándolo lejos lo callarían, pensaron que: dejándolo olvidado en un lugar lleno de fieras y animales venenosos pronto iría a morir, pensaron que: cerrando su boca nadie mas conocería de su fe, pensaron que: desterrándolo iba a ser la mejor manera de hacerlo perecer, pensaron que: llevándolo en una balsa y dejándolo abandonado en una isla jamás iban a saber de el.

Y allí estaba en ese lugar rocoso, desértico, tal vez con algunos otros presidiarios, sucio, harapiento, maloliente, refugiándose en las cuevas, sabiendo el fin de cada uno, sobreviviendo hasta que sus fuerzas se vencieran y sus cuerpos fueran devorados por los animales.

Pero algo no tuvo en cuenta el emperador romano Domiciano, que Dios tenia un plan, y la mano de Dios estaba con el.

Solo estaba Juan esa mañana cuando Dios lo visito en una manera sobrenatural, tuvo una visión que marco la historia de los tiempos, en la soledad y el abandono tuvo la mejor visita, fue la misma presencia de Dios. Todo lo que vio lo pudo transmitir en la pluma, para que hoy tengamos el libro mas fascinante que jamás se haya escrito o se escribirá “Apocalipsis”, la revelación de Dios, formando parte de las Sagradas Escrituras, y poniendo un broche de oro con gemas preciosas a la Santa Biblia.

Pensaron eliminarlo, pero se equivocaron porque Dios uso “la solitaria isla de Patmos” para mostrarle a Juan las cosas que vinieron y van a venir.

Nunca el hombre va a poder cambiar los planes y designios de Dios, con el tiempo Juan se fue de la isla, y siguió proclamado su fe, la verdad y el amor.

“Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un futuro lleno de bienestar. Cuándo ustedes me pidan algo en oración yo los escuchare, cuando ustedes me busquen me encontraran, siempre y cuando me busquen de todo corazón” Jeremías 29. 11-13 (LA)