La llegada del Rey

Principio del evangelio de Jesucristo,  Hijo de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: “He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.”

«Bautizaba Juan en el desierto,  y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados.  Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén;  y eran bautizados por él en el río  Jordán,  confesando sus pecados. Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo». Marcos 1:1-8

¿Qué harías si un héroe o un personaje importante para ti, (Por ejemplo: Cuauhtémoc Blanco, Javier Hernández “Chicharito” Michael Jordan, Octavio Paz, J.K. Rowling, Brad Pitt, subcomandante Marcos, Un rey, etc.) te mandará a decir prepárate porque pronto iré a visitarte? Seguramente prepararíamos todo para su llegada.

Arreglaríamos toda la casa, barreríamos incluso por debajo de  los muebles, doblaríamos toda nuestra ropa, prepararíamos a  nuestros familiares contándoles todos los detalles para que estén listos para la visita, estaríamos  preparados para que el día que fuese a llegar, estuviera todo en orden, no hiciera falta  absolutamente nada.

Juan, estaba anunciando la llegada de un Rey, de alguien tan grande y maravilloso que ni siquiera se sentía digno de quitarle o desatarle sus sandalias.

En aquella época eso era un trabajo de esclavos, y seguramente no era nada grato. Imaginen Uds.caminado un día entero, por la tierra o lodo en caso de que lloviera, ¿cómo estarían sus pies? Seguramente todos mugrosos. Ni a mi mejor amigo, le ayudaría a quitárselos ni a lavarle los pies.

Pero este Juan dice: Si mi Rey me lo permite, lo haría con gusto y orgullo, sería un honor. Una de dos, o Juan está loco, o realmente este Rey que anuncia es lo mejor de lo mejor. (Incluso murió decapitado defendiendo esta verdad)

Era tan importante para Juan su trabajo; preparar la venida del Rey, que no se preocupaba por su vestimenta ni por tener una dieta llena de placeres, se concentraba en lo básico. Le urgía hacer su trabajo. Tenía clara su prioridad, trabajar para su Rey. La gente de todas partes venía a ver a este Juan.

Lo consideraban alguien importante y poderoso por su manera de hablar, y no sólo por eso, sino su manera de comportarse. Pero Juan no perdía el objetivo; viene alguien más poderoso que yo, anunciaba.

Juan llamaba a todos a cambiar sus actitudes, arrepentirse de sus malos actos, de su rebeldía contra su Rey, y como una muestra pública los sumergía en agua, como un símbolo de purificación, como un símbolo de borrón y cuenta nueva, como un símbolo de muerte y nacimiento a una vida nueva; a una vida fiel a su Rey, su Dios.

Juan les señala, yo los lavo con agua de manera simbólica, mi Rey Jesús viene a lavarlos de manera real. Yo lo hago por fuera, pero mi Rey viene hacerlo por dentro. ¡Estemos listos!

Seguramente hay algo dentro de ti, que te dice hay algo mal, no te deja tranquilo(a); Juan nos dice es el momento, cambia, arrepiéntete, endereza tu camino. Vale la pena seguir a este Rey de reyes.

A este Dios verdadero. ¡Toma tu decisión!

Enviado por Alejandro Cunillé