Aprendiendo a caminar.

Recuerdo aquellos días hace mucho tiempo cuando nuestros hijos estaban aprendiendo a caminar. Primero mostraron su buena disposicion levantandose y dando uno o dos pasos vacilantes. Mi esposa y yo tendiamos nuestras manos y los alentabamos a caminar hacia nosotros. Los sosteniamos de las manos o por medio de tirantes en sus pantalones. Alababamos cada esfuerzo y alentabamos cada intento. Nunca nos desalentamos, ni nos rendimos hasta que aprendieron a caminar.

Así es con nuestro Padre Celestial. El «enseñó [a Israel] a andar» (Oseas 11:3). Tomó a Sus hijos «en sus brazos» y «con cuerdas humanas los condujo, con lazos de amor» (vv.3-4).

Nuestro Padre celestial está delante de nosotros con los brazos extendidos, alentándonos hacia la santidad, ansioso por cogernos cuando tropezamos. Nos levanta cuando caemos. Nunca se desalienta con nuestro progreso, ni jamas se rinde. Cuanto mas dificil encontremos el proceso, tanto mas cuidado y bondad El gasta.

George MacDonald lo puso así: «Dios nos ayudará cuando no podamos caminar, y nos ayudara cuando nos sea dificil caminar, pero no puede ayudarnos si no caminamos.» Aun cuando caigas, debes intentarlo de nuevo. Tu Padre te sostiene de la mano.