Una sollozante niña se detuvo cerca de una pequeña iglesia de la cual se había retirado porque estaba colmada de gente.
«No puedo ir a la escuela bíblica», le decía al Pastor entre sollozos mientras él pasaba por allí.
Viéndola andrajosa y desgreñada, el Pastor supuso lo que estaba sucediendo y tomándola de la mano la llevó adentro, donde encontró un lugar para ella en la clase.
La niña se sintió tan conmovida que esa noche se fue a la cama pensando en los niños que no tenían un lugar donde adorar a Jesús.
Dos años más tarde esta niña falleció en uno de los edificios pobres de la vecindad y sus padres llamaron al bondadoso Pastor, quien había protegido a su hija, para que se encargase de los arreglos finales.
Mientras el pobre cuerpecito de la niña era movido, un viejo bolso arrugado fue hallado, el cual parecía haber sido extraído de algún depósito de desperdicios. En su interior se encontraron 57 centavos y una nota escrita rápidamente con letra infantil, la cual decía:»Esto es para ayudar a agrandar la pequeña iglesia, de modo que más niños puedan ir a la escuela del templo».
Durante dos años ella había ahorrado para esta ofrenda de amor.
Cuando el Pastor, lleno de lágrimas, leyó la nota él supo de inmediato lo que debía hacer. Llevando la nota y el agrietado bolso rojo al púlpito, contó la historia de la devoción y amor desprendido de la niña.
El desafió a sus diáconos a que se encargaran de conseguir fondos para la ampliación del templo. Pero el relato no concluye aquí.
Los dueños de un periódico se enteraron de lo que ocurrió y publicaron la historia. Esta fue leída por un corredor de bienes raíces quien les ofreció una parcela de tierra valorada en miles de dólares. Cuando supo que la iglesia no podía pagar tanto, la ofreció por 57centavos. Los miembros de la iglesia hicieron largas subscripciones.
Llegaron cheques de todas partes.
En el transcurso de cinco años el obsequio de la pequeña se había incrementado a US $250,000.00 –Una fuerte suma para ese tiempo
(a inicios de siglo).
Su desprendido amor había pagado grandes dividendos.
Cuando vayan a la ciudad de Filadelfia busquen el templo Bautista, el cual cuenta con una capacidad para 3,300 personas, y el templo de la Universidad, donde cientos de estudiantes son instruidos. Den le también una mirada al Hospital del Buen Samaritano y a la escuela de la iglesia, la cual alberga a cientos de escolares para que ningún niño de la zona tenga alguna vez que quedarse afuera a la hora del estudio de la Biblia.
En una de las habitaciones de este edificio puede verse un cuadro del dulce rostro de la pequeña niña, cuyos 57 centavos, ahorrados con tanto sacrificio, hicieron esta memorable historia. Al lado de el hay un retrato de su bondadoso Pastor, Dr. Russel H.Conwell, autor del libro «Acres de Diamantes»; una historia real.
Que nos demuestra LO QUE DIOS PUEDE HACER CON 57 CENTAVOS.