De viaje voy, muy de mañana con un poco de confusión y duda, con un sentimiento de tristeza y lagrimas en el corazón… Nadie puede negar que algunas veces se siente así. ¿A cuántos les ha pasado que en un momento dado, por algo que nos esté sucediendo, nos sentimos tan sensibles y susceptibles? , quizás vamos sonriendo y aparentando que todo está bien; pero por dentro hay una ansiedad que nos incomoda y asfixia, hay una inquietud, hay un corazón sediento de justicia y amor.
Ese verdadero amor que solo encontramos en Dios, porque podemos tener el amor de la familia, amigos y pareja y gracias a Dios por eso, pero Dios llega hasta donde nadie puede llegar, hasta tus pensamientos turbios, llega hasta tu corazón revoloteado de ansiedad, llega hasta cada parte de tu ser, hasta esas neuronas que se desequilibran y cambian tu estado de ánimo, ÉL llega hasta ahí por el te dio la vida, te dio color y textura a cada parte de ti, pero en medio de todo esto. ¡Mira! Hay una señal en el cielo que te dice ¡Yo existo! Deja de darle cabida a cosas innecesarias y tu preocúpate por agradarme, esa señal en el cielo pintada de colores que te recuerda la promesa de Dios, que siempre saldrá el sol, después de ver solo nubes y lluvia en tus pensamientos y el te pinta los colores en el cielo por medio del arco iris y nos pinta paz y tranquilidad.
El quiere que dejes de hacerte el fuerte y que seas como un niño y como su hijo, que corre a sus brazos cuando hay un trueno de tristeza que llega, cuando hay un rayo de decepción que te agobia, cuando tienes una inundación de pensamientos negativos que no te ayudan en nada.
Y Él nos quiere recalcar siempre, que caminemos viendo esos colores, que estemos nada más ansiosos por esperar a que salga el nuevo arcoíris que Él nos quiere mostrar.
Caminemos viendo esos colores de su amor por medio del arco iris, pero que nos dé más fortaleza el color rojo carmesí de la sangre de Jesús que todo lo soportó.
Fuente: Destello de su gloria