La adoración que agrada a Dios

Dios quiere todo de nosotros. Dios no quiere una parte de tu vida. Pide todo tu corazón, toda tu alma, toda tu mente y todas tus fuerzas. A Dios no le interesan los compromisos a medias, la obediencia parcial y las sobras de tu tiempo y dinero. Quiere tu devoción plena, no pedacitos de tu vida.

La Biblia dice: “así que nosotros, que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a El le agrada, con temor reverente”. A Dios le agrada la adoración en verdad. La adoración debe basarse en la verdad de las Escrituras, no en nuestra opinión acerca de Dios. Jesús le dijo a la mujer samaritana: “los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren”.

Cuando Jesús dijo que debemos “adorar en espíritu” no se refería al espíritu Santo sino a nuestro espíritu. Fuimos creados a imagen de Dios y por tanto, somos un espíritu que reside en un cuerpo, y el diseño nuestro espíritu para que pudiéramos comunicarnos con el. La adoración es la respuesta de nuestro espíritu al espíritu de Dios.

Cuando Jesús dijo: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma” quería decir que la adoración debe ser autentica y sentida, de corazón. No se trata solo de decir las palabras correctas; debes creer en lo que dices. ¡La alabanza que no brota del corazón no es alabanza!

Cuando adoramos, el mira mas allá de nuestras palabras, observando la actitud de nuestro corazón. La Escritura afirma: “La gente se fija en las apariencias, pero yo [el Señor] me fijo en el corazón”. Dios odia la hipocresía. No quiere teatralidad ni fingimiento ni farsas en la adoración.
Quiere nuestro amor sincero y verdadero. Podemos adorarlo con imperfecciones, pero no con falta de sinceridad.

Rev. Samuel Torres
nuevavida.wordpress.com