Apocalipsis 5:10: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos;
porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios,
de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios
reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”
Cada 31 de Octubre, día de las iglesias Evangélicas en Chile, celebramos la “Noche de la Luz”en la iglesia, a esta concurren muchos niños y tíos disfrazados de mariposas, bailarinas, mimos, payasos, etc. Pero lo más recurrente en las niñitas es el disfraz de princesas. Se les ve caminar, mover sus manos e incluso correr como princesas, pareciera no afectarlas el hecho de no tener joyas, ni castillo, ni príncipe, ni carruaje, ellas esa noche
son princesas .y esto fijó mi atención: su actitud.
Meditaba lo importante que es decirle a nuestros niños que ellos son un real sacerdocio, es decir hijos de un Rey Fiel y Verdadero y que por lo tanto, ellos son verdaderamente príncipes y princesas, como cada uno de los
que hemos creído en su enviado Hijo Jesucristo, que con los ojos de la fe podemos lucir las riquezas de su gloria: una corona entregada por Él, dueños de moradas preparadas por Él con calles de oro, puertas de perla, vestido de lino fino sin mancha ni arruga y su presencia a diario sin pedir audiencia, siendo amados por siempre y así no nos queda más que vivir en consecuencia, es decir, nuestro caminar, nuestro hablar, nuestras luchas diarias todas en nombre de Jesucristo el Hijo de Dios.
¿A qué hora es tu cita real?, presentémonos delante de nuestro Rey a diario y también asistiendo a la iglesia para reconocernos también como hijos de luz, animarnos y fortalecer nuestra esperanza hasta que Él decida que ya es tiempo que habitemos para siempre en su reino preparado por Él para nosotros.
Como niños debemos actuar en consecuencia con la posición de realeza que Él nos ha dado. ¿Qué es más importante: mi casa o mi familia?
A fines de Octubre, se efectuó en la Plaza Italia, Chile, el festival de Luis Palau, esta plaza es un céntrico lugar de gran convocatoria en diversos acontecimientos de nuestro país, cuando llegamos a las final del mundial Sudáfrica 2010, cuando terminó el rescate de los mineros, al término de partidos entre clásicos, etc.
La mayoría de las veces debido a triunfos deportivos, el saldo al otro día es catastrófico, vandalismo mostrado por las pantallas de televisión con mucha cobertura: botellas de licor, desechos, papeles, etc. donde los reporteros gráficos hacen acercamientos y periodistas comentan lo súper sabido por todos, sin embargo esta vez que se invitó a reflexionar por la familia y decir sí a la vida, los vecinos se quejaban porque las autoridades realizaron
desvíos de calles, por ruidos molestos, etc. ¿nos estaremos habituando como sociedad a la violencia que nos llama la atención otras cosas que son lejos de menor importancia o al mismo tiempo darnos cuenta cómo el enemigo se enfurece cuando más de 20.000 personas se congregan en un lugar accesible (y gratis) a oir Palabra de Dios?.
La cobertura de los medios fue mínima, sin embargo, nos congregamos allí para pedirle al Señor su intervención sobre nuestras autoridades, sobre nuestras familias, donde hay alcoholismo, rebeldía, desaliento, desamor, soledad, etc que son lejos peores que un auto estacionado fuera de mi casa cuando mi hogar en verdad está siendo devastado.
¿Es más importante mi vereda que mi familia? ¿mi calle es más importante que la soledad a la que se ven enfrentados miles de jóvenes que se ven enfrentados a la soledad e incertidumbre cuando sus padres se separan? ¿qué es lo que realmente importa? ¿mi casa o mi familia? creo que lo dijo muy bien uno de los mineros cristiano rescatado de la mina San José, don José Henríquez: al presentar a Jesucristo en este evento ”…un Dios que tiene poder para hacer cualquier milagro…” y él lo dice con toda autoridad.
Si Dios hizo un tan gran milagro con 33 vidas a más de 600 metros bajo tierra ¿cómo no lo va a poder hacerlo contigo? Si es el Señor de todo cuanto existe y no hay Dios como Él, como lo dice claramente su Palabra.
¿Qué esperas para hablar con Él?a la gloria.
Enviado por Laura Arellano