Carta de una niña para Dios: “Dios, mis héroes son Tu, Martin Luther King, Chris Columbus y los Caza Fantasmas.
Tu eres mí segundo favorito. Cordialmente, Melanie (siete años)”.
Esta carta, escrita por una niña, representa muy bien el pensamiento de muchos de nosotros hoy. Tenemos muchos héroes, muchos sueños, muchos anhelos de vida, y Dios, cual si no tuviese cualquier importancia, se queda en segúndo lugar, o tercero, o último. Queremos ganar el mundo, pero, no queremos contar con el dueño del mundo. Queremos vencer los obstáculos, pero, no nos recordamos de aquél que nos prometió la victoria.
Nuestro héroe favorito, a veces, es un amigo que tiene un cargo poderoso o una cuenta bancaria con muchos ceros. “¡Si puedo contar con su auxilio, estoy hecho!” Y olvidamos de que Dios es el dueño de todo oro y plata del mundo. El Señor se queda para una segunda opción.
A veces, nuestro héroe favorito es aquel joven bonito de nuestro barrio (en el caso de una chica) o aquella chica maravillosa, que parece una modelo de capa de revista (en el caso de un muchacho). “Esa conquista me dará la verdadera dicha”. Y el Señor, que nos prometió una vida abundante, escribir nuestro nombre en el Libro de la Vida y estar con nosotros para siempre en el Cielo de gloria, es olvidado nuevamente. No llevamos en cuenta la palabra que nos dice:
“Buscad en primer lugar el reino de Dios y su justicia y las demás cosas serán añadidas”.
Queremos tener dinero, queremos tener el coche más nuevo, queremos el mejor cargo en la empresa, queremos ser reconocidos y aplaudidos, pero, no queremos que el Señor que puede darnos todo eso o nada de eso, y, mismo así, hacernos personas felices y realizadas.
Todas las cosas, sin Dios, valen muy poco. Pocas cosas, con Dios, valen mucho más. El Señor es mi favorito, en primer lugar, y no lo cambio por todos los tesoros de este mundo.