Nuestro vecino era honesto y trabajador. Había tenido éxito en su profesión y mostrado mucha abnegación por su mujer, quien había quedado ciega al principio de su matrimonio. Ahora él tenía cerca de ochenta años. Su aspecto era digno, agradable, pero… más bien satisfecho consigo mismo.
Durante una visita en año nuevo, mientras evocaba el pasado, mi padre le preguntó: -¿Pensó usted en darle gracias a Dios por todo lo que él le ha dado? El anciano levantó la cabeza sorprendido, luego bajó la mirada y no contestó. La pregunta fue como una flecha para su conciencia. Más tarde mostró un real interés por la fe.
El hecho de vivir ya es un privilegio por el cual debemos dar gracias a Dios. Nuestra vida puede ser corta o estar llena de sufrimientos, sin embargo, es un don del Creador. Nada tiene precio sin la vida. Un maravilloso paisaje sólo tiene valor porque hay hombres que lo pueden apreciar. La vida del ser humano es extremadamente preciosa y debe ser vivida con agradecimiento.
Quizá el lector piensa que su vida está arruinada y perdida; pero Dios lo invita a tener una nueva vida, a tener una nueva relación con Dios, quien quiere comunicarnos su propia naturaleza y dar un sentido a nuestra existencia. ¡Cuán hermosa es una vida que se desarrolla en armonía con Dios mismo por medio de Jesucristo!
Dios) no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien,dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos. Hechos 14:17.
Sed agradecidos.Colosenses 3:15.
Dad gracias en todo.Tesalonicenses 5:18.
Fuente: reflexionayvive.blogspot.com